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CBD Y THC PARA LESIONES EN LA CABEZA


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Los beneficios de los concentrados de cannabis ricos en CBD para la encefalopatía traumática crónica (CTE) son bien conocidos entre los jugadores de fútbol y otros atletas profesionales. Pero el gobierno de EE. UU. Aún mantiene que el cannabis es una droga peligrosa sin valor médico.

La lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés) es una de las principales causas de muerte en el mundo en personas menores de 45 años. La TBI, que se desencadena por concusiones provocadas en accidentes automovilísticos, caídas, deportes de contacto violentos o heridas por disparos de bala o apuñalamiento, afecta a 1,7 millones de estadounidenses al año. Es la causa de epilepsia que se identifica con mayor frecuencia en adultos.

Los costos sociales y económicos de la TBI son considerables dado que aquellos que sobreviven a lesiones en la cabeza severas a menudo sufren un deterioro conductual y neurológico permanente que afecta negativamente el aprendizaje y la memoria y, con frecuencia, requiere rehabilitación a largo plazo. Un estimativo de entre 4 y 6 millones de estadounidenses están discapacitados debido a la TBI. Incluso los casos de TBI que se presumen leves pueden provocar convulsiones postraumáticas, déficits cognitivos refractarios y una menor esperanza de vida.

Las modalidades de tratamiento para TBI son limitadas y existen pocas opciones farmacéuticas satisfactorias. La intervención quirúrgica, que implica extirpar partes del cráneo para reducir la presión intracraneal, es una medida de emergencia que salva la vida de un ser humano, aunque las secuelas pueden ser repugnantes.

Sin embargo, aún hay esperanzas, en parte gracias a la investigación científica patrocinada por el gobierno estadounidense y a extensas anécdotas de pacientes que consumen marihuana medicinal, que destaca el potencial de las terapias basadas en cannabinoides para la TBI.

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La patente

En 1998, las Actas de la Academia Nacional de Cienciaspublicaron un informe pionero sobre las propiedades neuroprotectoras del cannabidiol (CBD) y el tetrahidrocannabinol (THC), dos componentes principales de la marihuana. En coautoría con un equipo de investigadores (A. J. Hampson, M. Grimaldi, D. Wink y el premio Nobel Julius Axelrod) de los Institutos Nacionales de Salud Mental, este estudio preclínico realizado en ratas sería la base de una patente del gobierno estadounidense sobre “cannabinoides” como antioxidantes y neuroprotectores”.

La patente indica que se determinó que el CBD y THC“tienen una aplicación particular como neuroprotectores… para limitar el daño neurológico después que sigue a las lesiones isquémicas, tales como derrames cerebrales y traumatismos”. Además, se consideró que estos cannabinoides vegetales eran útiles para tratar otras afecciones neurodegenerativas, “como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y la demencia por VIH”.

Mientras que la TBI es el resultado de un golpe externo en el cráneo, un derrame cerebral es causado internamente por el bloqueo o la ruptura de una arteria. Sin embargo, la TBI y el ACV comparten una gran cantidad de similares características patológicas y mecanismos moleculares aberrantes.

La TBI y el derrame cerebral son lesiones agudas y potencialmente letales, que implican un ataque isquémico primario que interrumpe el flujo sanguíneo cerebral y destruye el tejido cerebral. Esto es seguido por una cascada de lesiones secundarias que, si no se controlan, pueden rebotar durante varias semanas o meses, lo que resulta en más daño cerebral, deterioro motriz y otros efectos secundarios, como falta de concentración, irritabilidad y problemas para dormir.

Si la causa es un vaso sanguíneo obstruido o un traumatismo externo, el trauma inicial desencadena una secuencia compleja de eventos moleculares que se caracterizada por la liberación masiva de glutamato (un neurotransmisor excitatorio) y el exceso de producción de especies reactivas de oxígeno (radicales libres) y otros compuestos inflamatorios. A su vez, el exceso de glutamato y estrés oxidativo producen lesiones microvasculares, rotura de la barrera hematoencefálica, tejido cerebral inflamado, disfunción mitocondrial, desequilibrio de iones de calcio, neurotoxicidad y muerte celular. La cascada de lesiones secundaria se asocia con el desarrollo de varios de los déficits neurológicos que se observan después de una TBI o un accidente cerebrovascular.

Cannabinoides al rescate

Un artículo de 2014 publicado en American Surgeon examinó cómo el uso de marihuana afectó a personas que padecían una lesión cerebral traumática. “Un examen positivo de THC se asocia con una disminución de la mortalidad en pacientes adultos que sufren una TBI”, concluyó el estudio.

Según este informe digno de mención llevado a cabo por los científicos del Centro Médico de la UCLA, las personas con TBI que consumen marihuana tienen menos probabilidades de fallecer y más probabilidades de vivir más tiempo que aquellos pacientes con TBI que se abstienen al consumo.

¿Cómo el cannabis y el THC, en particular, otorgan efectos neuroprotectores?

Los cannabinoides vegetales como el THC y el CBD imitan e incrementar la actividad de los cannabinoides endógenos que todos los mamíferos producen internamente. Los cannabinoides endógenos son parte del sistema endocannabinoide (ECS, por sus siglas en inglés). El ECS regula una gran cantidad de procesos fisiológicos que son relevantes para la TBI, como flujo sanguíneo cerebral, inflamación y neuroplasticidad.

Un artículo de 2011 publicado en el British Journal of Pharmacology describe el ECS como “un mecanismo de autoprotección” que se pone en marcha rápidamente en respuesta a un derrame cerebral o una TBI. En coautoría con el científico israelí Raphael Mechoulam, el artículo señala que los niveles de endocannabinoides en el cerebro aumentan de manera significativa durante e inmediatamente después de una TBI. Estos compuestos endógenos activan los receptores cannabinoides, conocidos como CB1 y CB2, que brindan protección contra los déficits neurológicos y motrices inducidos por la TBI.1

El THC activa los mismos receptores, con efectos similares positivos para la salud.

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De ratones knockout y hombres

Los receptores CB1 se concentran en el cerebro y sistema nervioso central de los mamíferos. La investigación preclínica que involucra modelos animales de TBI y derrame cerebral demostró que una mayor transmisión del receptor CB1 puede limitar la excitoxicidad perjudicial ya que inhibe la liberación de glutamato. Además, la activación del receptor CB1 dilata los vasos sanguíneos; por consiguiente, mejora el flujo sanguíneo cerebral (y el suministro de oxígeno y nutrientes al cerebro).

Sin embargo, estos beneficiosos cambios fisiológicos no fueron evidentes en ratones “knockout” genéticamente modificados que carecen de receptores CB1. Sin estos receptores cruciales, un animal es menos capaz de beneficiarse de las propiedades neuroprotectoras de los cannabinoides endógenos y cannabinoides vegetales.

En 2002, la revista Journal of Neuroscience informó que el impacto de la isquemia cerebral inducida es mucho más grave en los ratones knockout CB1 que en los ratones “de tipo salvaje” con receptores cannabinoides. Se demostró que la ausencia de CB1 exacerba el daño cerebral y los déficits cognitivos relacionados con la TBI, lo que indica que los receptores cannabinoides desempeñan un papel importante en la neuroprotección.

La paradoja del CB1

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Mediante la manipulación de receptores cannabinoides y otros componentes del sistema endocannabinoide con compuestos sintéticos y derivados de plantas, científicos médicos pudieron reducir la lesión cerebral en experimentos con animales.

Sin embargo, el CB1 demostró ser un objetivo complicado.

En 2013, el International Journal of Molecular Science informó sobre cómo la TBI se ve afectada por variaciones diurnas del sistema endocannabinoide. Resulta que el índice de recuperación y supervivencia de las ratas de laboratorio con una concusión es significativamente mayor si se produce una TBI a la 1 a.m., cuando los receptores CB1 son menos robustos, en comparación si se produce a la 1 p.m., cuando la expresión del receptor CB1 alcanza su punto máximo.

Este descubrimiento fue en parte desconcertante debido a la función protectora del sistema endocannabinoide contra el traumatismo cerebral.

El ECS es un mediador complejo y de primera línea del estrés agudo, y el papel fundamental del receptor CB1depende de una gran cantidad de variables, incluida la hora del día, la fase de la lesión isquémica y las concentraciones de endocannabinoides en el cerebro. Pequeñas y grandes cantidades de compuestos cannabinoides producen efectos opuestos. Una sobrecarga de estimulación de CB1 desencadenada por una TBI podría inhibir la expresión del receptor cannabinoide.

Cuando se libera exceso de glutamato, la actividad de CB1 incrementa para reducir la neurotransmisión excitotóxica. Sin embargo, el CB1 también regula la muerte celular y, por ende, actúa como un cambio entre la supervivencia celular y la muerte celular (apoptosis). La activación extrema de CB1 podría desencadenar la muerte celular, incluso mientras reduce la liberación de glutamato. Es posible que un antagonista CB1débil (que bloquea la transmisión de CB1 parcialmente) pueda limitar la apoptosis y, al mismo tiempo, reducir la excitotoxicidad de glutamato.2

CB2 y neurogénesis

Luego de un deseo inicial con CB1, científicos médicos cambiaron su atención al receptor CB2 como un objetivo de desarrollo de fármacos para tratar la TBI. El receptor CB2 regula la función inmunológica e inflamación. Principalmente, se expresa en células inmunológicas, tejido metabólico y el sistema nervioso periférico.

La expresión del receptor CB2, a diferencia del CB1, no varía según la hora del día. Sin embargo, durante y luego del grave traumatismo en la cabeza, la expresión del receptor CB2 está “regulada positivamente” en el cerebro, lo que significa que estos receptores incrementan el número y la densidad en respuesta a la TBI. Según un estudio de 2015 que se publicó en Neurotherapeutics, “una regulación por incremento de CB2 sin cambios en CB1 se encontró en TBI”.

La investigación preclínica demostró que la señalización del receptor CB2 reduce muchos de los procesos moleculares que subyacen el deterioro neuron